Época: Berlín
Inicio: Año 1944
Fin: Año 1945

Antecedente:
El fin del fascismo

(C) Virginia Tovar Martín



Comentario

Florencia se encontraba por estos momentos en una posición especialmente peligrosa, al hallarse situada entre las líneas de avance aliado y las instalaciones de la Línea Gótica. A partir del 1 de mayo, habían comenzado los bombardeos angloamericanos, que causaron varios muertos y la destrucción de cierta cantidad de viviendas. Esta nueva circunstancia había venido a sumarse a las penosas condiciones de vida de sus habitantes, carentes de los suficientes niveles alimenticios y privados incluso del suministro estable de corriente eléctrica.
El día 3 de agosto, los ocupantes alemanes decretaron en la ciudad el estado de excepción. Mediante el mismo, se prohibía a los florentinos el tránsito por la vía pública durante tres jornadas. Ante la situación planteada, los mandos de la Wehrmacht habían decidido la voladura de los puentes que cruzaban el río Arno, para evitar su posible utilización por los aliados. De esta forma, estas vías de comunicación fueron anuladas, a excepción del histórico Ponte Vecchio, que se salvó por decisión expresa del Führer. Sin embargo, con el fin de bloquear los accesos al mismo, fueron destruidos los barrios medievales que se situaban en sus dos extremos.

El 10 de agosto, impulsada por la proximidad de las fuerzas aliadas, comenzó una insurrección popular organizada por los grupos de la resistencia. Sin embargo, la esperada entrada no se produjo hasta tres días después. Debido a ello los combates callejeros alcanzaron características de gran dureza, siempre en perjuicio de los sublevados, más débiles y peor armados que los ocupantes. La lucha prosiguió de hecho hasta el último día del mes, cuando las fuerzas combinadas de aliados y partisanos expulsaron al último alemán de Florencia. La ciudad era por el momento la única de Italia, junto con Nápoles, en la que la liberación encontró organizados ya instrumentos de poder por parte de la resistencia, que venían a sustituir a los impuestos por el ocupante. Por fortuna, el riquísimo tesoro artístico allí existente se conservaba intacto en sus elementos fundamentales a pesar de los bombardeos y los combates sufridos por la ciudad.